martes, 8 de noviembre de 2011

La soledad ¿es buena o mala?

En esta vida tanto a mujeres como a hombres, desde que somos pequeños, nos inculcan que lo mejor es estar en pareja, tener una familia, estar acompañados, y envejecer en compañía.
Aunque consideres que esto es lo normal y es lo que más deseas en tu vida, si tienes miedo a la soledad, puedes llegar a tomar decisiones francamente contraproducentes para tu bienestar emocional.

El estudio de la soledad es muy compleja y debe ser tratada en forma individual, ya que cada ser humano experimenta una sensación diferente, ante dicha manifestación.
Por lo general las personas solitarias, jamás se juntan entre ellas para hablar de sus problemas o cómo tratar de superlas.

Muchas personas aprovechan éste momentos, ya que se encuentra solo/a, y como no tienen pareja, buscan reencontrarse con ellos mismos, para darse cuenta de lo que quieren y lo que no quieren, para abrirse a conocer nuevas amistades y a fortalecer las que ya tienen, o tal vez para una buena elección amorosa, lo que hoy en día se llama touch an go (tocar e irse), tener una relación sin complicaciones ni compromisos.

Muchas veces se siente la certeza de que el vínculo en el que están, la soledad, no tiene futuro, sienten una angustia tan grande que les hace tomar malas decisiones (por ejemplo intentar volver con alguien del pasado con quien la relación no funcionó, aceptar a cualquier persona con tal de estar “acompañados”, esforzarse por salvar la pareja aunque sea conflictiva o dañina, defender lo indefendible del otro para buscar excusas y seguir con esa mala relación, etc.).

Buscar solo lo positivo de estar acompañado por una persona es apenas una visión parcial de lo que está sucediendo; hay que poner todo en la balanza para tomar una decisión madura, aunque esta implique quedarnos “solos”.

Piensa serenamente: ni en los peores momentos de tu vida has estado completamente solo. Mira a tu alrededor. Hay más de una persona en quien puedes confiar ciegamente, que es incondicional y estará allí para apoyarte, cuando la necesites. Tal vez ése alguien que ya estuvo a tu lado en muchas ocasiones, o alguien que desea que le des la oportunidad (familiar, amigo, vecino, compañero de trabajo, o de la facultad…)

El miedo a la soledad es un pésimo consejero en la búsqueda de un compañero (o compañera), ya generalmente nos hace decidir mal.
Siempre tienes la posibilidad de elegir con quién compartir tu vida, y también de decidir si la relación en la que estás te hace feliz y te permite crecer, o está agotada y no hay vuelta atrás.

Continuar con un vínculo roto o que te hace infeliz para no sentirte sin pareja, solo ahondará tu sensación interna de soledad.
Enfrentar este “fantasma”, la soledad, es más sencillo que lo que crees.
La mejor opción que te presenta el estar solo es la enorme oportunidad de tener un espacio en tu vida para que, a su momento, aparezca la persona que sí te permitirá a acceder a la felicidad que tanto se merece un ser humano.

Entonces, ¿Soledad no es buena ni mala?.

En lo últimos años la soledad es considerada como un problema clínico, que requiere de una terapia específica, con profesional adecuado.
El tema tiene una alta incidencia, tanto en la población en general como en personas que presentan algún grado de desajuste emocional.

La soledad también se considera como uno de los posibles factores que causan otros desórdenes.
Entre ellos depresión, suicidio y graves problemas médicos, como las enfermedades cardiovasculares.

Este problema había sido sistemáticamente negado como un trastorno que requiere de una atención seria, tal vez porque quienes lo sufren no siempre admiten que puede ser la raíz de otros males.
O no quieren reconocerse como "solos", debido a que experimentan vergüenza de sus sentimientos o de su inadecuación para superar el aislamiento, ya que la soledad para superarla es necesario que la persona tenga un cierto equilibrio emocial.

Diagnóstico

Para diagnosticar correctamente la soledad y determinar si en realidad existe. Porque muchas personas se definen como "solas" sin serlo en realidad.

¿Qué es entonces la soledad?

Psicológicamente se define como la ausencia, real o percibida, de relaciones sociales satisfactorias, que se presenta con síntomas de trastornos psicológicos y la no adaptación al medio que le redea, tales transtornos genera: ansiedad, depresión, insomnio, abuso de drogas y alcoholismo, sentimientos que nadie lo comprende y lo acepta.

Sufren de soledad los individuos que tiene carencia de:

1. una persona cariñosa de quien depender y de quien compartir,

2. de alguien que lo atienda, de que lo escuche,

3. la oportunidad de expresar sentimientos íntimos a otra persona,

4. no tener un grupo de amigos del cual sentirse parte,

5. de alguien que necesite de su amor,

6. de alguien que lo desee físicamente,

7. de personas con quienes compartir valores e intereses afines,

8. de amigos para compartir actividades recreativas,

9. de las relaciones en el trabajo, con los compañeros,

10. de no tener a alguien de confianza, ni siquiera en los amigos íntimos,

11. aquellos que no tienen intimidad física en forma regular.

Es importante destacar que existe la soledad crónica en aquellas personas que no han sido capaces de establecer relaciones satisfactorias por un período de varios años y por lo menos a través de dos etapas de su vida, como podrían ser la adolescencia y la adultez joven; o la adultez joven y la edad madura.

También existe la soledad temporal, que incluye un estado de ánimo breve y ocasional de soledad, por ejemplo después del trabajo, o durante los fines de semana.

Tratamiento

Los problemas de soledad se tratan en el mismo contexto en que se analiza la depresión.

La experiencia de los psicólogos con personas solitarias, sugiere que la mayoría de éstas personas no parecen ser significativamente más exigentes que otras, y que sin embargo tienen amistades que serían insatisfactorias para la mayoría de la gente.

Por lo tanto, el entrenamiento por lo general incluye cambios de conductas específicas en la forma de iniciar y profundizar sus relaciones sociales del paciente, tanto en el momento actual, como antes de que surgiera el problema.

Se investiga: a) la cantidad de tiempo que el pacientes pasa con sus amistades;

b) la capacidad de la persona para "abrirse" frente a otros, hablando de sus sentimientos y pensamientos íntimos;

C) las conductas "cariñosas" que los amigos otorgan al paciente, (para determinar hasta qué punto cada amigo puede ser confiable y cuánto puede depender de ellos, especialmente en los momentos de crisis)

y d) la intimidad física, que incluye la regularidad de estos contactos y la satisfacción que el paciente obtiene del aspecto físico de cada relación.

Es muy probable que exista una sobreposición de estos cuatro elementos, pero sirven para evaluar la naturaleza de la soledad del paciente.
Porque puede ser solitario por las dificultades que tiene para iniciar una relación, o para profundizarlas.

Por otra parte, los pacientes crónicamente solos a menudo revelan muchos síntomas de depresión, como inactividad, pérdida de energía y pérdida de placer en actividades que para la mayoría resultan agradables.

Se sienten aislados, diferentes a los demás; se quejan de que nadie los entiende; que a nadie le importan, ésto agrava más su problema.
Esta actitud puede ser cambiada. Y el nuevo enfoque terapéutico para tratar la soledad como un problema clínico, permite desarrollar estrategias cognitivas y conductuales.

¿La Soledad para ti es buena o mala?

En una encuesta realizada en el año 2000 con motivo del nuevo milenio, se le preguntó a cientos de personas que pensaban de la soledad, si era buena o mala.
Y esto dijeron:

-Pues me contiene y pienso, puedo reflexionar y tener recuerdos.
Me hice amigo de la soledad y quien iva a pensarlo todo lo que me a enseñado durante toda esta eternidad de soledad en mi vida, hace muchos años que he decido estar sola.
La soledad es hermosa y tiene su encanto, pero si tu persona no está totalmente de acuerdo con ello, no lo es tanto.

-Depende del momento:
Hay ciertos momentos que una persona necesita esos espacios a solas.
Pero no tanto como para decir que, prefiero la soledad.
Para mi es preferible estar acompañada de personas que aprecio y poder divertirme un buen fin de semana.

-Yo de por si no me llevo muy bien con la soledad, puedo tolerarla un tiempo pero me angustia y necesito contacto con las gente, el ser humano es un ser social y necesita de amistades con quien compartir, aunque sea un ice-cream.

-Yo he buscado la soledad, ella no vino a mi por casualidad, soy una persona díficil para convivir, soy muy perfeccionista, muy detallista, y me gusta mucho el orden, y todavía no he encontrado a nadie que sea afín a mis principios.
Por eso he decido estar solo, y por ahora me llevo muy bien.

-Pienso que la soledad es mala, si se lleva mucho tiempo solo, ya que no se tiene incentivo para nada, te hace egoista, y no te enseña nada. Mejor es estar en companía. La vida es corta hay que vivirla acompañada.

-Para es muy buena, me levanto a la hora que quiero, escucho la música que me gusta, como lo que deseo, miro televisión o leo hasta muy tarde.
Me quedo en cama los fines de semana, y no haga nada.
Puedo realizar meditaciones, o rezar en soledad, así estoy más comunicada con Dios, y puedo meditar mejor. Para mi es buena.

Autonomía, individualismo, independencia, libertad sin trabas … son los slogans que deleitan a la humanidad del tercer milenio. Se presentan como conquistas que asegurarán a quien los posean la felicidad y la dicha.

Investigando en la materia de la soledad, el hombre ha creado una sociedad de multitudes, donde la gente se reune y comparte, pero en la que curiosamente, se siente solo.
Al final, es la soledad el botín real que se ha conquistado después de romper lazos (independencia), de elegir antes mi interés que el ajeno (individualismo), de ser yo mi propia norma (autonomía).

Cuando el “yo” se agiganta, el corazón se vacía de “otros”, y si no hay otros, por rodeado que esté de gente, el ser humano estará solo.curiosamente, se siente solo.

Hay un antídoto contra la soledad, a la mano de todos, natural como la vida misma, para evitar la más peor de las pobrezas, la soledad; es gratuito, funciona siempre, no crea adicción y mejora enormemente la calidad de la vida.

Sólo es cuestión de cambiar los ingredientes que nos proponen. En lugar de individualismo poner solidaridad; sustituir la autonomía por la donación desinteresada, y orientar la libertad al servicio de bien del otro.
Si la soledad es el sentimiento que surge cuando se constata que no soy nada, ni nadie para un alguien, el antídoto eficaz será la experiencia de importar a otro, y de importarle mucho.

En una palabra, la soledad muere cuando nace el amor. Nada llena más el corazón del ser humano que descubrir que por mí, otro piensa, vive, actúa y elige.
Mi existencia tiene sentido; la indiferencia queda en el olvido.
Sentirse amado, sencillamente por ser yo; no por lo que hago, ni por mi dinero, ni por ningún otro interés. Se es amado por ser, nada más y nada menos … que uno mismo.

La soledad no es tan mala companía.

Muchas mujeres tienen miedo a la soledad, miedo a quedar solas, y por esa razón llegan a soportar muchas cosas incómodas y difíciles de digerir.
Hay muchas historias tristes de las mujeres que aguantan de todo por miedo a la soledad, a que les digan “si yo nunca te he querido”…

Se aguantan muchas palabras hirientes que van quedando en el corazón sin poder olvidarse nunca. Mujeres que soportan despertar junto a alguien que ya no ama, que le ha hecho daño, que le ha engañado con la primera que se cruzó en el camino, que no la respeta en casa, el hogar, ni en ningún sitio.

Mujeres callan para no arruinar el hogar que han construido, o por miedo que de se destruya todo lo que les ha costado mucho sacrificio, o por miedo de no ver más a sus hijos, tal vez del que diran los demás.
Y que voy a hacer sola si me separo y rompo la relación de familia, apesar de ser maltrada, insultada y muchas veces no reconocida en lo hago.

¿Por qué seguimos aguantando desprecios e injusticias?

Por miedo, miedo a sufrir más. Pensamos que sufriremos más si dejamos de soportarlo,

¿pero acaso no nos hacemos más daño viviendo con alguien que ya no amamos?

La soledad no es mala, muchas veces nos ayuda a encontrar el camino de vuelta a casa, nos hace pensar en nosotras mismas, hace que nos miramos y veamos que estamos muy acabadas por culpa de alguien que no nos merece.

Entonces, ¿por qué habría de ser malo estar en soledad?

Ciertamente siempre necesitamos que alguien esté a nuestro lado, pero no es algo tan necesario como el aire que respiramos, hay que tratar de saber llevar la soledad.
En el fondo, si te pones a pensar en ello, cuando estamos solas es cuando podemos mirar en nuestro interior y decidir nuestras vidas.

Nadie tiene que ser tan indispensable para nosotras, tenemos dos manos y cabeza para pensar, podemos trabajar y no depender de otros.
Ya basta de estar lamentándose de que no te aman, que te es infiel, ya lo sabes, ahora la solución sólo está en ti, o perdonas para siempre o dejas de lado aquella persona también para siempre.

Hay que agradecer el amor recibido en el pasado, pero también hay que mirar hacia adelante. Y pese a que nos hicieron felices a base de mentiras, en un tiempo atrás que creíamos todo cuanto nos decían, hay que salir adelante, con o sin ellos. También se puede ser feliz sin ellos.

Hay que seguir adelante sin miedo, la experiencia nos hará más fuertes ante la adversidad, no debemos dejar que se nos atropelle y se burlen de nuestros sentimientos.
Lo que en el pasado entregamos, entregado está -no se puede recuperar.
Pero sí podemos recuperar nuestra dignidad, nuestra autoestima, y podemos valorarnos más.

¿Te han amado mal?

Bueno, pues pierde al que te dijo eso, porque tú vas a volver a amar a alguien que lo merezca, alguien que sepa valorarte como la persona que realmente eres.

Creo que nunca se llega a conocer totalmente a una persona, volverás a conocer a otra y pasará lo mismo. Pero hay personas fieles que merecen nuestro amor y respeto.

La soledad puede llegar a ser un buen aliado para ti, porque es cuando más te acercas a Dios y a ti mismo.
Toma un rato de silencio, y piensa en lo que deseas de la vida.
La mala vida que llevas, hay que reformarla y pintarla de colores de esperanza.

Creo que todos merecemos una segunda oportunidad para volver a ser felices, los amores del pasado déjalos atrás, porque no te traerán nada bueno… así en el futuro conocerás gente, madurarás, y dejarás a un lado todo aquello que te daña.

¿Qué características trae estar solo o sola?

Los psicólogos y algunos psiquiatras consideran que alguien está solo cuando no mantiene comunicación con otras personas o cuando percibe que sus relaciones sociales no son satisfactorias.


Tres características definen la soledad:

1. -es el resultado de relaciones sociales deficientes,

2. -constituye una experiencia subjetiva ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o sentirse solo cuando se halla en grupo;

3. -y, por último, resulta desagradable y puede llegar a generar angustia.

El tema ha cobrado enorme importancia, ya que tiene una alta incidencia, tanto en la población en general como en personas que presentan algún grado de desajuste.
El 35% de la población de entre 25 y 40 años vive sola.
La soledad también se considera como uno de los posibles factores que causan otros desórdenes.

Entre ellos depresión, suicidio y graves problemas médicos, como las enfermedades cardiovasculares, mala alimentación, desgano de realizar ciertas tareas.

Tambien según los últimos estudios el sitema inmunologico se haya afectado por situaciones prolongadas de soledad.

Este problema había sido sistemáticamente negado como un trastorno que requiere de una atención seria, tal vez porque quienes lo sufren no siempre admiten que puede ser la raíz de otros males.

La soledad, salvo excepciones, es una experiencia indeseada similar a la depresión y la ansiedad. Es distinta del aislamiento social, y refleja una percepción del individuo respecto a su red de relaciones sociales, bien porque esta red es escasa o porque la relación es insatisfactoria o demasiado superficial.

Se distingue dos tipos de soledad: la emocional, o ausencia de una relación intensa con otra persona que nos produzca satisfacción y seguridad, y la social, que supone la no pertenencia a un grupo que ayude al individuo a compartir intereses y preocupaciones.
Parece, por otro lado, que la soledad está relacionada con la capacidad de las personas para manifestar sus sentimientos y opiniones.

Cuando nuestra habilidad para relacionarnos es deficiente, aumenta la probabilidad de que nos quedemos solos ya que las relaciones que mantenemos son menos entusiastas y empáticas.
En general, las personas con problemas de neurosis se muestran convencidas de que no resultan amables ni dignas de ser apreciadas, y rechazan cualquier tipo de amigos potenciales con el objetivo de protegerse a sí mismos del posible rechazo.

La soledad esta muy relacionada con la pérdida de relaciones con ese conjunto de personas significativas en la vida del individuo y con las que se interactúa de forma regular.
La definición más común de soledad es la de carencia de compañía y que se tiende a vincularla con estados de tristeza, desamor y negatividad, obviando los beneficios que una soledad ocasional y deseada puede reportar.

brown">Un relato sobre la soledad: el ejemplo de un mal de nuestro tiempo

"Mi hijo también era joven; murió la semana pasada y yo...". "¡Todos tenemos que morir, abuelo, no nos amargues la noche!".
Es tarde y está cansado, pero Juan decide parar a tomar el último coñac.

Ya ha pasado una semana y aún no ha podido contárselo a nadie. Le atiende una mujer de grandes ojeras. "Seguro que usted también tiene hijos. Verá, la semana pasada, en el hospital, ¡qué desgracia! Mi hijo...". "Vamos a cerrar", responde la mujer, que se da la vuelta y entra en la trastienda.

Juan mira alrededor por si queda algún parroquiano, pero sólo ve a un perro que dormita en una esquina. "Tienes sueño, ¿eh?", le dice palmeándole el lomo.
"Yo ya estoy viejo, como tú, pero mi hijo era joven y ha muerto, ¿comprendes?
Es como si tú tuvieras un hijo y se muriera... También sufrirías, ¿verdad?".
El perro mueve la cola, le mira y exhala un aliento húmedo y cálido.
Juan, escuchado al fin por un ser viviente, desahoga su corazón, contándoselo todo.
Adaptación de un relato de Chéjov titulado "La tristeza", publicado en el año 1885.

Como nos damos cuenta de la soledad

Es importante destacar que existe la soledad crónica en aquellas personas que no han sido capaces de establecer relaciones satisfactorias o por propia decisión estan solas.
También existe la soledad temporal, que incluye un estado de ánimo breve y ocasional de soledad, por ejemplo después del trabajo, o durante los fines de semana.

La ausencia de un ser querido

Cuando (por separación en la pareja, fallecimiento de un ser querido u otra causa) desaparece de nuestra vida alguien a quien hemos amado o que ocupaba un espacio estelar en nuestra cotidianeidad, nos invade una particular sensación de soledad, un vacío, una nada enmudecida que nos sume en la tristeza y la desesperanza.

Hemos de sobrellevar la dolorosa percepción de horfandad, de ausencia de una persona insustituible.
Nos vemos perdidos y sin referencias en las que antes nos apoyábamos para afrontar la vida.

Somos seres sociales que necesitamos de los demás para hacernos a nosotros mismos.
Y no sólo para cubrir nuestras necesidades de afecto y desarrollo personal, sino también para afianzar y revalidar nuestra autoestima, ya que ésta se genera cada día en la interrelación con las personas que nos rodean.

La pérdida es irreemplazable pero no debe ser irreparable. Ese hueco o, mejor, su silueta, quedará ahí pero si nos permitimos sentir la tristeza y nos proponemos superarla a base de confianza en nosotros mismos, podremos reunir fuerzas para establecer nuevas relaciones que cubran al menos parcialmente ese déficit de amor que la ausencia del ser querido ha causado.

Hemos de intentar que la carencia de esa persona no se convierta en una carencia general de relaciones.
Esta soledad es dolorosa, pero puede convertirse en positiva si la interpretamos como oportunidad para aprender a vivir el dolor sin quedarnos bloqueados.
Y para generar recursos y habilidades para continuar transitando satisfactoriamente por la vida.

Debemos interiorizar y controlar el dolor, sabiéndolo parte inherente a la vida, aprendiendo a no temerlo y a no mantenernos al margen del sufrimiento como si de una debilidad o incapacidad se tratara. Quien sabe salir del dolor está preparado para disfrutarla la plenitud en momentos venideros.

La soledad social

Es aquel de quien apenas habla nada más que con su familia, sus compañeros de trabajo y sus vecinos es una soledad muy común en este mundo nuestro.
Nos sentimos incapaces de contactar con un mínimo de confianza con quienes nos rodean, tememos miedo que nos hagan o nos rechacen.

Plantamos un muro a nuestro alrededor, nos encerramos en nuestra pequeña célula (en ocasiones, incluso unipersonal) y vivimos el vacío que nosotros mismos creamos y que justificamos con planteamientos como "no me entienden", "la gente sólo quiere hacerte daño", "para lo único que les interesas es para sacarte algo", "cada vez que confías en alguien, te llevas una puñalada".

Si la soledad es deseada nada hay que objetar, aunque la situación entraña peligro: el ser humano es social por naturaleza y una red de amigos con la que compartir aficiones, preocupaciones y anhelos es un cimiento difícilmente sustituible para asentar una vida feliz.

Es una meta difícil y las estructuras y hábitos sociales de nuestra civilización frenan este empeño de hacer y mantener amistades, pero merece la pena empeñar lo mejor de nosotros en el intento.

Esa soledad no deseada puede convertirse en angustia, si bien algunos se acostumbran a vivir solos. Se revestirá esta actitud de una apariencia de fortaleza, autosuficiencia, agresividad o timidez.

Y todo, para esconder la inseguridad y el miedo a que no se nos quiera o no se nos respete.
Hay también otras soledades indeseadas, como esas a las que se ven abocadas personas mayores, amas de casa, o quienes muestran una orientación sexual no convencional, o quienes sufren ciertas enfermedades, incapacidades físicas o psicológicas o imperfecciones estéticas.

Si es un estado transitorio, nada más

La soledad es una situación que hemos de aspirar a convertir en transitoria y que conviene percibir como no forzosamente traumática. Podemos cambiarla en momento de reflexión, de conocernos a fondo y de encontrarnos sinceramente con nuestra propia identidad.

Hay un tiempo para comunicarnos con los demás y otro (que necesita de la soledad) para establecer contacto con lo más profundo de nosotros mismos.
Hemos de "hablar" con nuestros miedos, no podemos ignorarlos ni quedarnos bloqueados por ellos.
Es conveniente que, en ocasiones, optemos por la soledad.
En suma, equilibremos los momentos en que nos expresamos y atendemos a otros, y los que dedicamos a pensar, en soledad, en nuestras propias cosas.

La soledad por parte de la psicología:

a) Evaluar la cantidad de tiempo que el pacientes pasa con sus amistades e incrementarla ;

b) la capacidad de la persona para "abrirse" frente a otros, hablando de sus sentimientos y pensamientos íntimos;

C) las conductas "cariñosas" que los amigos otorgan al paciente, (para determinar hasta qué punto cada amigo puede ser confiable y cuánto puede depender de ellos, especialmente en los momentos de crisis)

y d) la intimidad física, que incluye la regularidad de estos contactos y la satisfacción que el paciente obtiene del aspecto físico de cada relación.

Vencer la soledad no deseada: unos pasos útiles

1) Diagnóstico: qué tipo de soledad es la que estamos sufriendo y a qué circunstancias se debe.

2) Conocernos bien. Dejemos a un lado el miedo a mirar dentro de nosotros, y afrontemos la necesidad de saber cómo somos: nuestras ilusiones y ambiciones, limitaciones y miedos, quién quiero ser, cómo me ven, cómo me veo...

3) Fuera la timidez. Tomemos la iniciativa para conseguir nuevas relaciones. Establezcamos qué personas nos interesan, y elaboremos una estrategia para contactar con ellas.

4) No hay nada que perder. El miedo al rechazo es un freno para entablar nuevas amistades o amores. El objetivo es importante, no nos andemos con remilgos.

5) Sin victimismos. El mundo resulta en ocasiones cruel, vulgar y materialista, de acuerdo. Pero seguro que hay otras personas que pueden estar deseando conocer a alguien como nosotros.

6) Encerrarnos en nosotros mismos es reconocer la derrota. A la mayorìa la soledad nos hace daño, y nos sienta mejor tener con quién hablar, intimar y a quién querer.

7) No somos tan raros como a veces pensamos. No hay más que hablar en profundidad y confianza con cualquier persona para comprobarlo.
Podemos "llenar" a más gente de la que creemos y nos pueden resultar atractivas muchas personas que tenemos muy cerca.









La soledad no es buena ni mala, depende de la cirscuntancias que nos rodean, y si la buscamos o no, y de las ganas que tengamos de estar solo, o en companía.