La homosexualidad se define, en un sentido amplio, como la tendencia a experimentar una atracción y a actuar eróticamente hacia los individuos del mismo sexo.
Con frecuencia el término homesexual se aplica exclusivamente a los hombres, y para designar dicha tendencia en las mujeres se utiliza el término lesbianismo.
El grado de aceptación de la homosexualidad varía de acuerdo con las sociedades y, dentro de cada una de ellos, cambia también con el transcurso del tiempo.
Así por ejemplo en Europa se condenaba a muerte a los homosexuales durante la Edad Media. Mientras que en la actualidad la tolerancia es mucho mayor, sobre todo en los países occidentales.
Desde una perspectiva médica, la homosexualidad se ha estudiado profundamente para encontrar sus causas. Los primeros estudios llevaron a los inventigadores a abordar el tema desde un punto de vista científico supusieron que existía una predisposición de origen genético a comportarse homosexualmente. Algunos estudios realizados con gemelos parecen confirmar esta hipótesis, pero otros la contradicen.
También se ha prestado especial atención a las posibles causas hormonales de la homosexualidad, pues las hormonas influyen en varios aspectos importanes del comportamiento sexual desde las etapas de la vida. Y de nuevo los diversos estudios realizados son contradictorios, aunque desde luego está claro que no todos los casos de homosexualidad pueden explicarse basándose en la cantidad de las diversas hormonas sexuales presentes en el organismo.
La teoría que prevalece para explicar las posibles causa de la homosexualidad es la que atribuye el problema a unas relaciones anormales con los padres durante la infancia.
Por ejemplo, la situación familiar que favorecería más la homosexualidad está determinada por múltiples factores de orden biológico, psíquico y social. La importancia concreta de cada uno de ellos sólo podrá precisarse cuando las investigaciones que se vaya realizando proporcionen más datos sobre esta importante variedad del comportamiento sexual.
Algunos estudios han llevado a la conclusión que si un individuo joven no demuestra ningún interés por el sexo opuesto, no quiere decir que tenga tendencias homosexuales. Ese desinterés que se manifiesta puede tener una perturbación en sus inclinaciones sexuales.
Más lógico es pensar en alguna dificultad de contacto relacionada con su personalidad, timidez, inferioridad, gustos distintos...etc.
Es útil para los padres hablar con su hijo/a acerca del tema y que lo haga sin temores ni ambigüedades.
Si se descubre que existe algún problema de personalidad es conveniente que consulte con su psiquiatra o psicólogo para que le proporcione la ayuda que precise.
Durante la pubertad y la adolescencia, no es raro tener una situación homosexual, especialmente porque está en una época de descubrimiento, y suelen responder a la necesidad de establecer fuertes lazos emotivos con otra persona y no tienen por qué desembocar en conductas homosexuales posteriores.
Es decir, ésto no condiciona la futura conducta sexual, sobre todo si la orientación sexual del individuo se halla claramente definida.
Una persona con tendencias homosexuales presenta algunos problemas psicólogicos y emocionales, lo que erróneamente podría inducir a pensar que en estos problemas reside la causa de su homosexualidad.
Por lo general ocurre precisamente lo contrario, es decir, que sus confictos psicólogicos y emocionales, se deben al menos en parte, a la tensión constante a que se ven sometidos los homosexuales, por la actitud represiva, incompresiva e intolerante, por parte de la sociedad y el medio en que hallan inserto.
¿Qué culpa tengo yo?
Es un sentimiento de culpa lo que siente un adolesceste cuando comienza a descubrir su sexualidad homosexual.
Muchas personas piensan por falta de información, que la homosexualidad se "elige".
De la misma forma como uno puede elegir un par de zapatos o una camisa.
Las chicas hablan de novios, los chicos hablan de novias, y ella o él; que se siente distinto a los demás en la conversación, no encaja con la realidad social que le toca vivir.
Un homosexual desde su pubertad o adolescencia cuando descubre su tendencia homosexual, sufre muchísimo psíquicamente, con sólo pensar que, sus padres, sus amigos, sus familiares y vecinos, se enteren de su condición. El sentirse rechazado por todos trauma a la persona.
Es un constante martirio, en la vida del púber o adolescente, que lleva a situaciones estresantes, corporal y psicológicamente.
Tanto es así, que se aisla de sus hermanos, amigos, familiares y padres, es un ermitaño, sin poder contarle a alguien su situación.
Y tratar de encontrar a alguien que lo acepte, no lo juzge, lo comprenda y no lo rechace.
Vive un calvario en soledad, donde muchas veces recurre a los rincones para llorar su incomprendida condición y soportar las burlas de los que le rodean si averiguan su sexualidad.
Así en ésta condición espera que llegue la época de irse a vivir solo, con un gran peso en sus hombros, y enfrentar a una sociedad que mayoritariamente rechaza al homosexual.
Muchas veces los homosexuales, reaccionan ante éstos hechos de forma reivindicativa, y se producen asociaciones y movimientos homosexuales. Se trata en gran medida de una respuesta a la actitud represiva y marginadora de la sociedad hacia los homosexuales.
Según del país que se trate, éstas acciones han logrado en mayor o menor medida que se eliminen claras situaciones de discriminación social, en las que se considera como "vergonzante" la conducta homosexual.
Es claro que el lesbianismo es más aceptado y tolerado socialmente que la homosexualidad masculina. En cierto modo influyen factores de carácter social que hacen que la mayoría de contactos y relaciones entre mujeres sean considerados como desprovistos de significados sexual.
Es frecuente ver a mujeres que van del brazo o que besen en la calle al encontrarse o despedirse. Sin que nada de esto llame la atención.
Por otra parte las relaciones entre lesbianas suelen mantenerse en la intimidad y rara vez se traducen en conductas llamativas y públicas, como es frecuente entre los homosexuales masculinos. Por lo general las lesbianas no dejan de comportarse como mujeres en su aspecto y en su conducta pública. Algunos homosexuales se someten a operaciones quirúrgicas para cambiar de sexo.
Esta actitud es llevado por un deseo psicosexual que se denomina transexualismo.
El transexual se deferencia del homosexual en que rechaza totalmente su sexo anatómico, de modo que se siente extraño e incómodo en su propio cuerpo.
Como si la naturaleza hubiese cometido un error con él.
El transexual no puede modificar su conducta, de modo que en tales ocasiones recurre a la solución de cambio de sexo y a la modificación del aspecto del cuerpo por medio de un tratamiento de hormonas.
Tradicionalmente, la homosexualidad ha sido considerada como una enfermedad derivada de trastornos psíquicos.
Sin embargo, la American Psychiatric Association de EE.UU eliminó en 1973 la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales.
Y desde ése año de 1973 la comunidad científica internacional considera que la homosexualidad no es una enfermedad.
Y el Consejo de Europa dictaminó en 1981 que no debe considerarse a la homosexualidad una enfermedad sino una inclinación sexual más.
El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyó la homosexualidad de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades mentales y otros Problemas de Salud. El gobierno del Reino Unido hizo lo propio en 1994, seguido por el Ministerio de Salud de la Federación Rusa en 1999 y la Sociedad China de Psiquiatría en 2001.
Prayers for Bobby. Una plegaria para bobby. La lucha de una madre por entender a su hijo homosexual.
Dos personas del mismo sexo que se amen y quieran compartir sus vidas juntos, merecen ser respetadas como seres humanos, y se deben tener en cuenta sus derechos a la libre elección.