La masculinidad es muy bien valorada por muchas mujeres y es reconocida en todo el mundo aunque sus manifestaciones son diversas, esto de acuerdo a las características culturales de la región donde se desenvuelven, y el ambiente que los rodea.
La masculinidad es la capacidad poseída por cada hombre para dar a conocer su género, esa manifestación implica su manera de hablar, caminar y de expresar sus sentimientos e intereses.
Esto no es producto únicamente de un aspecto biológico, sino también psicológico, sociológico, espiritual, contextual y hasta globalizador.
La sociedad influye a través de los valores que impone, estos a su vez se manifiestan en roles o papeles preestablecidos, tales como: el tipo de trabajo, el trato hacia la pareja y la manera de conducirse frente a otros, y cómo desarrollarse en una sociedad bien marcada, donde durante siglos ha predominado el machismo.
¿Qué sucede si el hombre manifiesta mucho sus sentimientos?
Esto depende del contexto, porque los valores que se le asignan a la masculinidad en ciertos ámbitos culturales son particulares, como pasa con el machismo, el cual limita a los hombres a expresar abiertamente sus sentimientos.
Si el hombre trata de manifestarse tal cual lo siente, en muchas partes del mundo puede ser interpretado como un lado feminino, con ciertos carácteres no tan masculinos.
¿Hombres con lado femenino?
En realidad, tanto hombres como mujeres tienen capacidad de establecer relaciones en las cuales expresan sus sentimientos, emociones y su sensibilidad.
Por otro lado, el terapeuta sexual e investigador Arthur Kinsey, luego de una extensa investigación con respecto a la sexualidad humana, desarrolló el concepto que afirma: “El hombre tiene ciertas características o tendencias a comportarse femeninamente, algunos más y otros menos, pero todos tarde o temprano sacan a relucir su costado escodido”.
En definitiva, tanto el hombre como la mujer expresan conductas que pueden interpretarse como femeninas o masculinas, todo depende de los permisos que la sociedad les otorgue uno al otro y de lo bien que ellos mismos se sientan haciéndolo.
De tal manera, hay hombres en la actualidad, sobre todo en los más jóvenes, que usan determinado tipo de peinado, productos de belleza y cuidan más su apariencia.
Esta situación hace tres décadas era considerada propia de las mujeres.
En otras palabras, lo que hace años se veía como una manifestación femenina, hoy puede ser aceptado y verse como moda varonil, explican los facultativos.
Al respecto puede decirse entonces que el concepto de ser hombre no cambia, lo que se transforma es cómo se expresa la masculinidad, ya que ahora existen más formas aceptadas socialmente para darla a conocer.
Las nuevas definiciones.
Con la llegada del concepto de hombre metrosexual o metroemocional, se le da la libertad para que sea sensible a las necesidades de otros sin ser señalado.
Estas definiciones encierran como principales cambios en la actitud del hombre, su notable interés por el cuidado personal, detenerse y examinar los sentimientos de los demás. Después de todo, se siente cómodo con esto porque sabe que no pone en duda su masculinidad.
También se da la oportunidad de ampliar la manifestación de su masculinidad, ya que antes estaba restringida y más limitada, pues el hombre sólo se podía manifestar rudo, fuerte y parco ante ciertas circunstancias.
Ahora y sin ningún temor puede mostrarse más sensible, esto a su vez le otorga la capacidad de percibir las necesidades de otros, de ser más empático con sus seres queridos.
La empatía debe entenderse como la facultad de poder colocarse en los zapatos de otros, poder manifestarse tal cual es, y decir lo que realmente piensa.
En cuanto a su pareja, puede ubicarse en el lugar de ella y entender sus necesidades y es capaz de brindarle lo que necesita.
En el plano biológico
Las hormonas juegan un papel clave en las manifestaciones sexuales secundarias, esto significa que llegada la pubertad comienza un proceso físico de maduración que en el hombre se nota en el cambio del tono de voz y características anatómicas más angulares.
Mientras que en la mujer, el tono de voz se vuelve más agudo y su silueta tiene más curvas.
Todos estos cambios físicos repercuten en el área emocional de los jóvenes, ya que además de la transformación de su cuerpo deben lidiar con la búsqueda de su propia identidad.
Al mismo tiempo que se adquiere una forma corporal característica, según el género, también se manifiesta una actitud emocional hacia sí mismo y hacia los demás.
Es en este momento donde se muestra más claramente la masculinidad o la femineidad, según sea el caso.
Las hormonas también son importantes en ciertas características tanto físicas como emocionales, la virilidad, el impulso sexual y la capacidad de tomar decisiones, son características asociadas con la testosterona o masculinidad biológica.
En cambio, ser más reflexiva, comprensiva y pensar antes de tomar decisiones son actitudes asociadas al influjo de las hormonas femeninas.
Sin embargo, esto no quiere decir que no existan mujeres impetuosas, impulsivas y empresarias, sin que sean menos femeninas.
Tal es el caso de hombres que son más reflexivos, tranquilos y comprensivos, sin que esto implique ser menos masculinos.
Al pensar en la masculinidad y en la femineidad deben abrirse diversas formas de comprensión, esto implica no regirse por modelos rígidos o estrictos, señalan los facultativos.
El hombre machista
Pensamiento de un machista:
es el hombre que domina a la mujer, la tiene en un segundo plano, impide su independencia..., no quiere que se realize como mujer, quiere que lo atienda, el lado machista está ahí, lo he tenido siempre y no lo puedo borrar de la noche a la mañana. Yo nunca me he metido en la cocina ni he puesto la mesa porque en casa eso lo hacían las mujeres, los hombres nos sentabámos en la mesa y espérabamos la cena, mientras leímos el periódico...
Entiendo que la mujer ha llegado al siglo XXI sin los tabúes de antaño, pero una cosa es hablar y otra hacer. Mentiría si me dijera que me apego a lo moderno y ahora dijera que soy feminista. ¡Si no sé freír un huevo!
No se lavar ni una copa, en mi casa los hombres nunca lo hacían. Ahora es distinto,
tengo buenas intenciones, eso sí. Creo que poco a poco cambiaré.
El machista es posesivo, quiere dominar, que lo abedezcan y que nunca lo contradigan.
Es de esa identificación de la que surgen LOS MALTRATOS Y LA VIOLENCIA DE GÉNERO
“La maté porque era mía” suele ser la frase que justifica el crimen porque el "galán" se vuelve ese tirano celoso y paranoico capaz de todo y totalmente fuera de si.
Por cierto, según los especialistas el machista cuanto más maduro es, su fuerza interior AUMENTA, lo cual explicaría porque muchas veces son abuelos los que asesinan cruelmente a sus parejas.
Los hombres tambien lloran
Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre", se le cantó a otro moro, Boabdil, ante la pérdida de la hermosa Granada.
Como cualquier ser humano, ellos también lloran, pero la expresión de sentimientos en abierto aún resulta más llamativa si el protagonista es varón, sostiene la neurocientífica y doctora en Psiquiatría Xaro Sánchez.
Parte de la sociedad sigue relacionando llanto con debilidad. La tradición cultural dejaba los papeles claros: el hombre, fuerte por naturaleza, se controla de forma espartana; la mujer, delicada y sensible, necesita desahogarse mediante lágrimas.
Este patrón aún perdura en ciertos individuos, aunque se diluye poco a poco.
“La forma de expresar los sentimientos ha vivido un cambio importante de la mano de la evolución social; si un hombre está seguro de sí mismo, tranquilo, no tendrá reparos en mostrar lo que siente”.
Son los hombres personas más débiles por el hecho de no evitar el llanto?
“En absoluto”, responde un especialista. “Los débiles son los otros, los que, por su inseguridad, se comportan de forma agresiva, machista o se enrocan en sí mismos”, continúa.
Con todo, ellos tienen ahora licencia para emocionarse, y eso “pese a que a muchos todavía les moleste ver a un hombre llorar”. En cuanto a las mujeres, también ha habido cambios. Ya quedan pocos rastros del “viejo líquido para ablandar corazones” del que hablaba Spencer Tracy en la película La costilla de Adán.
“La lágrima para atraer la atención del hombre, para mostrar vulnerabilidad, es una imagen del pasado”. “Ellas expresan su emotividad, pero sin necesidad de hacer teatro”, añade.
La psicóloga especialista en duelo y pérdidas Begoña Elizalde aplaude que los hombres como los descritos sean capaces de llora y de expresar sus sentimientos ante los demás, y que no se les juzgue por ello.
“Les aplaudo, hacen falta más referentes así, tanto para los hombres como para las mujeres”, dice. Porque Elizalde ve un peligro: la sociedad sólo permite expresar sentimientos en algunas situaciones: una melodía o película emotiva, actos patrióticos, el nacimiento de un niño…
“En cambio, cuando el sentimiento es de tristeza, su expresión está penalizada”.
En un funeral, no falta quien esconda sus lágrimas bajo unas enormes gafas de sol. Que no se vea el llanto, y si no hay manera de ocultarlo, se suele oír un “tranquilízate” o un “dadle un calmante”, sostiene Elizalde.
"Parece que nos hemos olvidado de lo que es natural y totalmente normal, aunque al menos a las mujeres se les permite emocionarse más a menudo, y llorar que a los hombres".
Y lanza una segunda advertencia: que no se inviertan los papeles tradicionales en aras de la tan buscada igualdad. “Las mujeres también corren el peligro de ser criticadas si se emocionan, porque hemos copiado patrones masculinos negativos, cuando deberíamos adoptar lo bueno de cada sexo”, dice. “Ya está llorando” o “es una blanda”, son frases que se podrían oír en referencia a una mujer.
En cambio, cuando un hombre se emociona no faltan las voces femeninas que lo elogian: “Qué sensible” o “qué mono, lo que debe sentir es muy fuerte”.
“El hombre tierno vende ahora más que antes, igual que la mujer dura”, señala Elizalde.
¿Cuál es, pues, la medida justa de la expresión emotiva?
“Depende de los genes, de la educación, del contexto y también de si se es hombre o mujer, ya que nuestros cerebros emocionales son distintos”, afirma Xaro Sánchez. Así, recomienda huir de los extremos y entrenar la inteligencia emocional:
“Una sociedad madura es la que es sensible, pero capaz de gestionar esos sentimientos sin sobredimensionarlos.
Y pasaron los siglos, pero hasta hace bien poco, se seguía llorando como mujer y se peleaba como un hombre. Pareciera que el llanto —y con él las emociones, la sensibilidad, la empatía— era el atributo de ellas; la agresividad —y con ella la competitividad, la racionalidad, la fortaleza—, era el atributo de ellos.
"La mujer es cóncava y el hombre convexo", asegura el psiquiatra Enrique Rojas.
Y explica la metáfora: "En Occidente, el alma femenina tiene como rasgos una sensibilidad especial por lo psicológico, una mayor atención a los detalles, una especial captación estética y una mayor inclinación a lo afectivo, pero es un concepto que está en crisis por la coyuntura de roles".
El Metrosexual
Guapos, cuidados, bien formados... así son los metrosexuales, quienes -dicen los expertos- están en equilibrio con su lado femenino, y no tienen miedo de demostrarlo.
El "Don Juan" del siglo XXI es un hombre preocupado por su físico, mediático, exitoso con las mujeres y que se desenvuelve bien en lo urbano. Este es el metrosexual de nuestros tiempos.
Mark Simpson, natural de York (Inglaterra), fue quien inventó en 1994 el propagado término que define al "nuevo hombre del siglo XXI" como un varón narcisista que está saliendo del "closet".
El típico metrosexual es un joven acaudalado que vive en la metrópoli donde puede encontrar las mejores tiendas, clubs, gimnasios y peluquerías, lugares en los que mima su aspecto hasta extremos antes desconocidos.
Suele ser un profesional independiente que trabaja en los medios de comunicación, en la música, como deportista de elite o modelo y cuya orientación sexual carece de relevancia porque en realidad se toma a sí mismo como objeto de amor y placer.
La revista americana "The Economist" estima que en Estados Unidos entre el 30% y el 35% de los hombres entre 25 y 45 años tiene tendencias metrosexuales.
Los actores y películas de la meca dorada del cine, Hollywood, han sido el trampolín para el metrosexual promoviendo este tipo de hombre y contribuyendo a su normalización. ¿Quién no quiere ser como Brad Pitt, George Clooney o Johnny Deep?.
Hace diez años el peso ideal era únicamente una preocupación femenina, sin embargo ahora los hombres también tienen en cuenta ese aspecto, los menores de 40 años por motivos meramente físicos, y los mayores de 40 por motivos de salud.
Otro factor determinante es que para conseguir un buen puesto de trabajo y ser competitivos en el mismo, ambos sexos deben tener buen aspecto, es decir, tener el corte de pelo adecuado y la vestimenta apropiada.
La Academia de Cirugía Plástica y Reconstructiva estadounidense afirma que las intervenciones practicadas a hombres se han visto triplicadas en los últimos cinco años, especialmente las liposucciones, dato que certifica el creciente interés del varón por cuidar su imagen.
El metrosexual está en equilibrio con su lado femenino, y no tiene miedo de demostrarlo. Este hecho no sólo se observa en la revolución de la moda masculina ni en la aparición de cosméticos para hombre, sino que los publicistas han modificado la forma de presentar sus productos.
Un ejemplo son los anuncios de automóviles que ahora hacen más énfasis en la persona que conduce y en los sentimientos que experimenta en lugar de relatar las características del coche, el pragmatismo ha dado paso a la sensibilidad.
La paternidad es el lado femenino de los hombres.
Ahora se descubrió que ser padre saca a la luz el lado más femenino de los hombres, ese fue la conclusión de un estudio, que demuestra que los niveles de testosterona (la hormona masculina por excelencia) se reduce significativamente tras la paternidad.
Según se vio el padre en la crianza de su bebé, reduce su testosterona, señala el análisis publicado en la revista "Proceedings of the National Academy of Sciences".
Los científicos de los Estados Unidos y Filipinas, aseguran que sus datos pueden ser claves para comprender la biología de la paternidad.
"Criar a una descendencia humana supone un esfuerzo tan grande que la cooperación es necesaria. Nuestro estudio demuestra que los padres humanos están preparados biológicamente para ayudar en la tarea", señaló el antropólogo Christopher Kuzawa, de la Universidad Northwestern, uno de los firmantes del estudio.
A su vez se señala que también podrían estar implicados en la fluctuación de las hormonas a lo largo de la vida de un hombre las implicaciones que tiene la testosterona en problemas médicos como el cáncer de próstata.
Dicha investigación se realizó a 600 varones filipinos durante cinco años, y en el primer análisis de testosterona s participaron varones de 21 años, que aún no habían tenido descendencia, así como también a otro grupo de hombres que ya son padres.
Todos los datos demostraron que, aunque los niveles de testosterona tienden a reducirse con el paso de los años de manera natural, estas cifras eran mucho más bajas en aquellos individuos que habían hecho aumentar la familia.
Al finalizar el informe se indica que estas reducciones en la testosterona no son problemáticas, es decir no son alteraciones graves que provoquen pérdida de masa muscular, caída del vello o alteraciones en la capacidad o el deseo sexual.
La mente femenina del hombre
Carl Gustav Jung denominó “Anima”, a la mente femenina del hombre y equivalente al “Ánimus” o mente masculina de la mujer, UN TEMA ESENCIAL PARA COMPRENDER EN PROFUNDIDAD EL S.M.A
En la obra El banquete, Platón nos habla del mito griego del Andrógino.
Según cuenta la leyenda, el hombre era perfecto y pleno ya que tenía la mitad del cuerpo hombre y la otra mujer. Eran redondos, con las extremidades dobles, dos caras y dos sexos y estaban unidos por el vientre como si fuesen siameses.
Al parecer su fuerza y vigor eran inmensos y comenzaron a confiarse y a desafiar a los dioses de forma que Zeus tuvo que poner cartas en el asunto. Como no quería destruirlos optó por otra vía: dividirlos en lo que hoy somos hombres y mujeres.
De hay surgiría esa necesidad de encontrar nuestra “media naranja”, la persona del sexo femenino que “encaja” con nosotros, que nos complementa, y explicaría –en términos mitológicos, claro- el enamoramiento y la búsqueda constante del amor verdadero.
El Ánima es para un hombre la parte emocional, sensible, e intuitiva de su subconsciente. De la misma manera que en el símbolo del Ying y el Yang, todo Ying –femenino- Tiene una pequeña parte Yang y viceversa.
Los hombres son por naturaleza racionales y argumentativos, y suelen dejar llevarse por esa naturaleza innata a analizarlo todo y no percibir el mundo con el corazón tal y como suelen hacer las mujeres, lo cual es un grave error, ya que equilibrar nuestras dos partes puede proporcionarnos grandes ventajas en muchos sentidos.
En la edad media hubo todo un culto al ánima dentro de la cultura caballeresca.
Para un noble era un deber encontrar una Dama a la que dedicar batallas y torneos a modo de ofrenda –nuestro ejemplo más cercano Don Quijote y Dulcinea-.
¿Cuál era el fondo de esto?
Un caballero nacía por y para la guerra, aprendía desde niño a desarrollar su agresividad, su fuerza y su carácter y todo ese tipo de características masculinas propias de su profesión. Sin embargo eso no era suficiente, porque a veces TODAS ESAS CARACTERÍSTICAS NO SON SUFICIENTES.
Un guerrero también necesitaba OTRAS partes para sobrevivir: ser intuitivo para prever el peligro, tener lo que hoy se llama “inteligencia emocional” para evitar batallas y disputas innecesarias que se podrían evitar con diplomacia, ser compasivo con sus vasallos para tenerlos siempre de su lado…
Todo esto se conseguía ARMONIZANDO SU ANIMA, ES DECIR, SU LADO FEMENINO.
El caso contrario, un Anima mal armonizada podría ser la típica imagen del tirano o el malo de película de acción: alguien demasiado despiadado, cruel, codicioso, obsesivo, que ve conspiraciones donde no las hay y que sin embargo es tan idiota para no ver las autenticas conspiraciones –muchas de ellas por parte de secuaces femeninas y secuaces que se pasan al lado de los “buenos”-
Dentro de cada hombre hay una gran mujer
La feminofilia convierte a los hombres fríos, materialistas e insensibles en seres tiernos y comprensivos.
En muchas ocasiones se ha escuchado la frase: "detrás de todo hombre hay una gran mujer", pues aunque es cierto también es válido decir que "dentro de todo hombre hay una gran mujer", aunque muchos hombres no muestren su lado femenino y no es para referirse a los homosexuales o transexuales, sino para hablar de los feminófilos.
¿Qué es un feminófilo?
Son hombres heterosexuales profesionales o no, trabajadores, que cumplen sus labores diarias, con cualidades y defectos como todos los seres humanos sobre la Tierra, que ha diferencia de algunos, sienten tanta fascinación y atracción por las mujeres que les gusta vestir alguna prenda femenina, ponerse tacones, maquillarse y salir de compras con sus amigas.
No son enfermos mentales como pensarían algunos, son hombres normales la mayoría de ellos casados y con hijos, y que gustan de tener relaciones sexuales sólo con mujeres, con una característica especial que para cualquier mujer en el mundo serían hombres perfectos por su sensibilidad, comprensión y ternura.
Son hombres a los que les gusta transformarse, pero no son travestis, no salen a la calle a trabajar la noche, ni andan en busca de otros hombres, aprecian la naturaleza, los animales y que por lo general tiene más amigas que amigos.
Pueden ser buenos amigos, novios o excelentes esposos incluso más que un simple hombre heterosexual, ya que comprenden tanto la naturaleza femenina haciendo sentir a las mujeres de manera especial, acompañándolas de compras, al salón de belleza y en la parte sexual haciéndolas sentir plenas, ya que para ellos es importante los abrazos, besos, caricias y seducción donde se toman el tiempo indicado para la satisfacción total de sus parejas.
Hay que entenderlos y apoyarlos.
Para los hombres feminófilos es difícil aceptar su condición, ya que para muchos no es normal sentir atracción al vestir una minifalda, maquillarse y usar tacones; muchos sufren con solo pensar que se están volviendo amanerados, raros u homosexuales, sin saber que esta situación es normal.
Lo importante, entonces, es contar con alguien que les brinde el apoyo necesario para aceptar este proceso.
Aunque puede llegar a ser muy complicado aceptar que un amigo, el novio o el esposo es feminófilo, lo mejor que puede hacer la mujer es comprender esta situación y ayudar a que este acepte por lo que esta pasando.
Él no es el primero ni el último hombre heterosexual que siente este tipo de sensaciones, pues en el mundo cada vez hay más personas que se aplican maquillaje, se ponen vestidos, tacones y salen a la calle a disfrutar de su lado femenino sin dejar de ser masculinos y gustar de las mujeres en la cama.
Las ventajas que tienen las mujeres con un feminófilo
Sin importar lo malo que para muchas personas sea el tener al lado a un hombre feminófilo, para las mujeres cuyos amigos, novios o esposos pasan por este proceso suele ser algo especial, ya que ellos al tener tanta sensibilidad y comprender casi por completo el lado femenino brindan mucho más de lo que los hombres "normales" pueden dar.
Son buenos escuchando y aconsejando ya que no les queda difícil ponerse en los zapatos de las mujeres, son calmados, no tiene problema con acompañar a sus compañeras de compras o ver vitrinas así se gasten todo el día, de acompañarlas al estilista y sugerirles un cambio de look indicado, de comprar maquillaje y estar siempre pendientes de lo último en moda.
En la parte sexual son los hombres indicados, cualquier mujer desearía tener al lado a un feminófilo, ya que ellos a diferencia de otros, no se preocupan solo por ir al lo que van, sino que se toman el tiempo necesario para compartir con su pareja, siempre tienen presente los besos, las caricias, las frases bonitas y además se preocupan más por que sus compañeras sean las primeras en alcanzar el punto máximo del orgasmo y ellos llegan después.
Sin importar que el encuentro haya llegado a la satisfacción, ellos se toman el tiempo para abrazar, besar y agradecer a su pareja, no se limitan a voltearse y quedarse dormidos.
Son hombres perfectos que muchas mujeres quisieran a su lado sin importar que en ocasiones deban ir por las calles con él vestido de mujer. Son el complemento perfecto al brindar una compañía adecuada a sus parejas.
Son hombres sensibles que necesitan contar con el apoyo de las personas que los rodean, que deben aceptarse y ser aceptados por la sociedad porque son seres integrales que comprenden su lado masculino y entienden el femenino sin perder su esencia.
El macho femino
Artículo de Walter Trujillo. Enero 2008.
En las sociedades occidentales y más en las europeas los hombres están perdiendo aceleradamente su rol de padre en las familias, su rol de varón en las parejas y el rol de conductor entre los hijos.
Cada vez más hombres aceptan su sumisión a la feminidad. Cada vez más hombres empiezan a manifestar actitudes y comportamientos femeninos, empezando por ser Softie Man (hombres delicados u hombres sin carácter) y terminan siendo frágiles y demasiado femeninos.
Muchos jóvenes de las sociedades occidentales o europeas, carecen de una orientación masculina, gran parte de ellos han sido criados bajo la tutela y dirección de sus madres dominantes. Cada vez es más frecuente la presencia de jóvenes sin definición sexual o jóvenes andróginos (Jóvenes que no saben realmente a que sexo pertenecen).
Muchos jóvenes se exteriorizan sexualmente, sin saber qué tipo de señales sexuales emiten o a quien van dirigidas estas, en muchos casos provocan reacciones equivocadas.
No solo los factores sociales, económicos y morales están afectando a la masculinidad y la feminidad, sino la presencia de hormonas sexuales en el agua potable y los alimentos de consumo masivo y debido el consumo abusivo de ciertas drogas muy adictivas, que dejan como resultados: seres desorientados sexualmente, ²intersexuales, pseudohermafroditas o hermafroditas.
A lo largo de la historia el hombre ha tenido que entregar su corazón a una mujer, sea esta su madre, maestra, amiga, esposa. Cuando el hombre espera ser confirmado por las mujeres, pasa a una posición dependiente y aislada, como "hombre amable".
El hombre se esfuerza cada vez más por ser un aliado fundamental de la mujer, sin reparar el hecho, de que con esa actuación, está sacrificando lo mejor que posee, su masculinidad.
En los últimos años el feminismo ha conseguido cambios substanciales en la civilización occidental, en lo que refiere a la igualdad de hombres y mujeres.
Valores tradicionales, maneras de pensar y de comportamiento estereotipos están puestos en duda. Se ha iniciado un proceso nuevo de conciencia. Hoy apenas se acepta el hecho de que una mujer formada académicamente, juegue el papel en una familia, de esposa en la cocina y el hogar, y con un hombre en el trabajo.
Las mujeres se dedican a su desarrollo personal y la carrera profesional. La mujer se ha convertido en independiente y autosuficiente. Para eso ha sido necesario que pasen un par de mil años de opresión masculina desmedida.
Sin embargo el éxito, disciplina, fuerza de voluntad y perseverancia que han sido dominio o valores masculinos, provocan una cierta dureza y tensión en el mundo de las mujeres, cualidades femeninas como: entrega, comprensión y disposición de adaptación, siguen estando en segundo plano.
La adopción de las cualidades femeninas por parte de los hombres y la adopción de las cualidades masculinas por las mujeres crean confusión, inseguridad, pérdida de la identificación, desorientación, desestabilización emocional y pérdida de los roles.
Los hombres en las últimas tres décadas han tenido que aprender comportamientos que no van su naturaleza clásica o su manera de comportarse en la sociedad abierta o cerrada. Los hombres desarrollan cada vez más su lado femenino, aprende a ocuparse y preocuparse de manera excesiva de las mujeres, sin considerar su carrera como objetivo superior, convirtiendo en natural su dependencia y búsqueda de ser confirmado por las mujeres.
En este siglo experimentamos notoriamente la ausencia física o emocional de los padres, existe una carencia de referencias masculinas y modelos. Mientras las mujeres se apoyan emocional y moralmente, los hombres cada vez más se aíslan de sus sentimientos.
Los contactos con otros hombres se reducen a hobbies, deporte o conversaciones cotidianas, falta una vida emocional real, la cordialidad y amistad verdadera.
La amistad entre hombres es el espejo de una relación con el propio padre.
Se evita totalmente el contacto corporal entre hombres.
La unificación con la fuerza y apoyo del padre, del abuelo y de toda la línea masculina de los antepasados masculinos puede ser una manera de descubrir la fuente de energía de las propias raíces, de esta unificación la mayoría de los hombres esta privado, " destinado " a ser un luchador individualista de esta sociedad.
Las relaciones entre hombre se quiere o se obliga a confundir con la homosexualidad, en culturas asiáticas o africanas, por ejemplo el tomarse de las manos entre hombres, no es sinónimo de homosexualidad, sino de fraternidad.
Las mujeres se vuelven más en fuertes, autosuficientes, desarrollan la capacidad de imponerse y hacer prevalecer su fuerza de voluntad, en parte fortalecen una orientación masculina y se parecen cada vez más a los hombres.
Por otro lado los hombres descubren cualidades como: emocionalidad, necesidad de armonía, tranquilidad y comprensión, así fortalecen su lado femenino.
En la naturaleza la mayoría de las hembras se encargan de la crianza, adiestramiento y alimentación de sus críos, incluso tienen que defender a sus críos de sus machos, para que no los devoren o los maten.
En el hombre esta situación ha sido muy diferente, el hombre siempre ha sido el cazador, el organizador y responsable de la familia. Mientras la mujer aseguraba la existencia de los hijos, el funcionamiento del hogar y en parte compartido la educación de los hijos.
Actualmente debido a los cambios sociales y económicos el hombre ha dejado de ser el alfa de la familia, se ha convertido en Metroman (hombre maquillado, pintado las uñas y de figura femenina). El hombre por miedo a quedarse solo en la selva de cemento, se ha sometido a la represión moral y emocional de su pareja.
A primera vista la comprensión y la excesiva aproximación hacia las mujeres parece conducir a la armonía, sin embargo en la práctica se ve una inseguridad profunda en los hombres. Los hombres sufren cada vez más en las parejas, de dependencia emocional o simplemente se retiran a la soledad.
¿Quién soy como hombre? ¿Qué significa ser hombre?
son preguntas que preocupan a muchos hombres.
Las cualidades masculinas clásicas como disciplina, ambición, agresión y responsabilidad son rechazadas. Cualidades que provocan un rechazo del propio padre dentro de las familias, si hablamos del padre como el primer modelo de masculinidad en la vida.
Los hombres se esfuerzan por esconder su agresividad natural y fuerza, sus propios deseos y las visiones, su libertad y agresión, a veces incluso su sexualidad.
Se convierten en chicos buenos y queridos, que evitan hacer ningún tipo daño a ninguna mujer.
Sin embargo se preparan para dejarse herir emocionalmente - como chicos pequeños que esperan un reconocimiento por su madre si son queridos y no hieren a nadie.
Cuanto más amables se convierten, tanto más se pierden a sí mismo como hombres, como el lobo que se escondía en una piel de ovejas y un buen día olvido, que eso era sólo un disfraz.
Las mujeres toman la dirección y responsabilidad de los matrimonios y relaciones, mientras que los hombres se convierten en "hombres problema", que no quieren cambiar.
Las mujeres tienen cada vez menos interés en esos hombres de identidad sexual femenina y se buscan un verdadero hombre o una mujer que presente esas cualidades masculinas, para tener nuevas experiencias.
Las mujeres se cansan muy rápido de su rol materno hacia su marido y de cuidarlo como a un chico pequeño. No es nada interesante el tener el papel de Dominante, cuando el Dominado no presta resistencia o se deja dominar voluntariamente.En muchos casos los hombres pierden la dirección sobre su propia vida o delegan a la compañera a resolver sus problemas personales o de trabajo.
Los problemas sociales, existenciales y emocionales de los hombres no son considerados en las sociedades modernas. Cuando el Hombre está envuelto o implicado en violencia en el hogar, es drásticamente castigado, por otro lado lo que acontece con una mujer está considerado siempre en primer plano.
A los niños se les enseña a reprimir su agresión y anhelo de libertad, convirtiéndolos en entes sociales, democráticos y adaptados al medio. Los niños se convierten en las mejores niñas - suaves y llenos de comprensión.
Este tipo de adiestramiento lo podríamos considerar como una adaptación demasiado ingenua o simplemente como un intento cobarde, donde a los niños se intenta domesticarlos y convertirlos en marionetas.
Lo que se debería hacer es canalizar esa agresión y necesidad de libertad en creación y crecimiento personal. Hay muchos hombres por mantenerse fieles a sus visiones y a sí mismo, se han tirado encima el mundo femenino.
Las cualidades netamente masculinas son valoradas antes de hacer pareja o familia, después son combatidas o bloqueadas. Razón por la cual muchos hombres europeos buscan mujeres en Asia, África o América latina, donde muchas mujeres tienen la creencia o enseñanza de que el hombre es la columna vertebral de la familia.
Los hombres son reprimidos en las sociedades modernas, después de un divorcio o ruptura familiar, se les quita el derecho de contactar a sus hijos o participar en el desarrollo o crianza de los mismos.
Las mujeres en un futuro cercano van echar de menos a un hombre que aguante una tempestad emocional y que no pierde el contacto con su propio corazón en el primer conflicto.
Muchos jóvenes provenientes de una clase social o económica media, quienes han logrado un estatus económico aceptable en la vida, por lo general tienen 1 ó 2 hijos, provienen de "un mundo de la mujer", con poco influencia masculina en el hogar, donde el padre abandono el hogar rechazando la familia por no haber podido superar su vida existencial y su propia realidad.
Este joven aprendió muy temprano a conocer lo que las mujeres esperan de él, aprendió aceptar a su madre con su mal humor y carácter. Esas reglas aprendidas no le hacen feliz, ni tampoco su esposa. Su esposa por lo general una mujer de carrera o profesional joven, la cual define el grado de aproximación y las distancias, define la atmósfera de la casa y cuando en ese hogar se tiene sexo o se tiene relaciones íntimas.
En las discusiones este hombre joven siempre lleva las de perder y así acrecienta su complejo de inferioridad. Los jóvenes no están satisfechos de su rol en el hogar, sin pensarlo se ha conseguido una amante, a pesar de que a ellos, le gustaría ser feliz con su mujer actual. Es muy difícil comportarse como un hombre en una casa donde predominan las reglas femeninas.
Por otro lado la mayoría de hombres con problemas de identificación de género, recurren a métodos alternativas, para mejorar su actuación o conducta, normalmente detrás de esos métodos están personas con tendencias femeninas, ese mundo es un dominio femenino.
Allí los hombres aprenden a ser más blandos y confundirse en el eterno abrazar y acurrucarse. Qué busca hacer ahí un hombre con sus agresiones, fuerza, valor y ganas de luchar. Estas terapias esotéricas suavizantes se convierten en veneno para la masculinidad, aquí se aprende a idealizar y fijar el feminismo, este hombre se convierten a la larga en hijo de mamá.
Indudablemente existen terapias individuales o de pareja, donde el hombre y la mujer aprenden a conocerse íntimamente, romper barreras individualistas y morales, aprenden a superar su sexualidad y a penetrarse en las problemáticas, viviéndolas a fondo y no simplemente evitándolas, aquí se aprende a sufrir y a lograr victorias conjuntas, se aprende a recrear el respeto a las cualidades individuales de cada sexo y finalmente se aprende a estimular la lucha por la reafirmación del género.
El problema de la naturaleza del hombre está en peligro, sino rescatamos la masculinidad, se corre el peligro, que en el futuro cercano, no haya hombres masculinos capaces de procrear o poder mantener una familia.
Gran parte de los jóvenes de las sociedades desarrolladas no están interesados en formar una familia o tener hijos, inclusive no les atrae las relaciones sexuales con una mujer y viceversa.
La Familia como institución o célula de la sociedad ya no existe, tres de cada cinco matrimonios se divorcian en los cinco primero años, muchas familias permanecen casados sólo en el papel, para pagar menos impuestos o por mantener una imagen en la sociedad.
Una forma de mantener y garantizar la masculinidad en las sociedades modernas, sería enseñando al hombre abandonar la zona de confort, abandonar el calor del nido femenino, conducirlo a un mundo de hombres frecuentemente más agreste, pero cordial, más allá de la competencia, superficialidad de las relaciones y la pedantería intelectual.
Tener cada vez más mujeres como amigas y consejeras para temas personales y problemas - un error grande. El camino de un hombre conduce a un contacto nuevo con hombres, un hombre o un chico puede aprender sólo de los hombres a ser hombre, nunca de las mujeres.
Lo mismo una mujer o una chica no puede aprender a ser mujer de los hombres, sino de las mujeres. Si desaparece la masculinidad o la feminidad, la naturaleza deja de existir, en la naturaleza todo está organizado de manera perfecta, en armonía y entrelazado uno del otro, como un eslabón.
Necesitamos modelos masculinos, personas que sirvan de referencia para la niñez y la juventud. Tradicionalmente en sociedades antiguas eran los viejos o ancianos los mentores o guías de los niños y jóvenes.
Ahora la juventud no tiene más contacto con esas generaciones, los viejos han sido marginados, rechazados o confinados a los asilos o psiquiátricos. El presidente federal de Alemania Horst Köhler, en su saludo de Navidad 2007 manifestó, que es importante canalizar la sabiduría y experiencia de los viejos y la energía y vitalidad de los jóvenes, con fines de construir una sociedad más justa.
Los géneros, la orientación, la identidad no es hereditaria, se la adquiera en la Familia, es un proceso donde participan muchas miembros de un estructura social, el rol de padre o madre se aprende en estas estructuras sociales y culturales.
Sin embrago hay mujeres que pretender ser emancipadas crían a sus hijos solas, sin padre, eso en muchos casos es un error fatal, muchas mujeres podrán criar a un hijo hasta grande, pero no a un hombre, no sólo se trata de criar grandes a los chicos, sino ofrecerles una identidad y cualidades morales, sociales y de género
Al final nos encontraremos con jóvenes rebeldes, con orientaciones negativas hacia su padre; él no les enseño a ser un hombre verdadero. Muchas veces nos encontraremos con jóvenes, los cuales intentan compensar esos déficit actuando con posiciones intelectuales duras o severas en al medio donde se desenvuelven, se vuelven arrogantes, faltos de emociones y sin una sensibilidad necesaria hacia los demás.
Tenemos que crear escuelas para padres, donde se aprenda y se fortalezca la autonomía emocional y se aprenda asumir la responsabilidad de hombre en la vida. Sólo un hombre, que ha desarrollado sus calidades masculinas como valor, honestidad y autodisciplina, puede convertirse en padre modelo y ofrecer dirección de vida a sus hijos.
Todos los hombres tienen una parte femenina en algún lugar del inconsciente, que sirve para desarrollar la sensibilidad de entender o satisfacer a una mujer, pero no es necesario que esa feminidad se la viva cien por cien en el mundo consciente.
La intersexualidad es la condición de una persona que presenta de forma simultánea características sexuales masculinas y femeninas, en grados variables.
Los andróginos según Platón son las personas con rasgos externos que no son propios ni del sexo masculino ni femenino, quedándose así en un término medio.
Según los mitos griegos, los andróginos, intentaron invadir el Monte Olimpo, lugar donde viven los dioses, Zeus como castigo les lanzó un rayo, que los dividió en dos. Desde entonces, se dice que el hombre y la mujer andan por la vida buscando su otra mitad.
Este mito da explicación a la homosexualidad y heterosexualidad ya que había andróginos compuestos por lo que una vez divididos serían dos hombres y andróginos integrados por dos mujeres.
Un estudio muy reciente a sacado a la luz que la paternidad es el lado más femenino de los hombres.
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